Definiciones diversas

2022-05-14 17:35:38 By : Ms. Mindy Liu

Ante el encargo de escribir una crónica por el 14 de febrero podría dejarme llevar por la abulia y empezar con frases cursis, socorridas fórmulas de miel y purpurina, pétalos y baladas empalagosas, querubines de arco y flecha, escribir parrafadas planteando el sentimiento de idilio, narrar una novela rosa. Nada de ello es cuestionable, al que le guste, que sea feliz con tales regalos.

Prefiero concentrarme en las palabras. Ellas siempre me salvan. Verbalizar torna reales las cosas. Les da cuerpo. Por eso hay que nombrarlas. Busco ideas en un diccionario. La RAE, sabia institución que limpia, fija y da esplendor, brinda para este vocablo de nuestra lengua catorce significados. El primero: sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

Querida RAE, en ninguno de los trece restantes veo el amor propio, que aparece mucho más abajo en la lista, pero que debería ascender, pues para amar a los demás lo primordial es esa capacidad de estimarnos a nosotros mismos, ¿verdad?

Entonces ¿se puede jerarquizar el amor? ¿En el arcoíris de múltiples afectos que en el planeta experimentan los más de siete mil millones de habitantes, podría decirse que existe un amor que valga más que otro? ¿Quién puede mensurar, aquilatar, estimar si el suyo es el mejor, o lo es aquel, tan de revista, como pedido por catálogo, listo para enmarcar en plata y vidrio? ¿es verdadero solo el de cada cual, el que ha hecho el molde de tu cosmovisión? ¿Cuál garantiza la felicidad perpetua, la absoluta?

Mas ya la Academia ha advertido, resulta que el famoso sustantivo abstracto es plural en sus sentidos, aunque se escriba en singular. Hasta podría considerar inacabado su concepto, y replantearlo como un puzle al que debemos poner el final, completar la frase “Amor es…”

Se me ocurre que el amor ha sido siempre el mismo y a la vez único para cada ser que lo vive. Es tan original como el ADN o las huellas dactilares. Esta naturaleza variopinta no la inventó un país con sus leyes, el hombre moderno, ni la mujer empoderada; no nació con el Mayo Francés; no surgió en nuestra era ni morirá con ella. Es consustancial al ser humano, pervive más allá de ideologías, credos y épocas.

No se concibe en esta denominación disfrazar de amor lo que es mordaza, manipulación, vejamen, abuso. Solo vale el consenso y la comunión del espíritu entre los que se aman. Porque el amor no puede dañar ni dividir, violentar, quebrar, disminuir, si no es otra cosa, toma otro nombre, es su antónimo.

Si continúa formando su concepto añada al de la RAE una acepción propia, mas recuerde que no debe faltar la voluntad de edificar y unir, abrazar y fundar, desde el respeto. Con su definición construida, protéjala de los prejuicios, el odio y la intolerancia, hágala materia, multiplíquela.

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