Los mayores sueños, esos que trazan el camino de una persona antes, durante y, con suerte, después de su materialización, suelen ser el fruto de años y años de trabajo y esfuerzo. En el caso de José Antonio Rouco Dasilva, su sueño, convertirse en el mejor fabricante de piraguas del planeta, todavía se encuentra en fase de maduración en el árbol de la vida. Con todo, después de casi dos décadas de inquebrantable compromiso con una idea, el marinense, que el pasado mes de marzo cumplía 40 años, empieza a ver los primeros brotes de la que se presume una próspera recompensa a su tesón. Con una, de momento, pequeña fábrica en el Polígono de O Campiño, en Pontevedra, desde donde lleva poco más de dos años ensanchando su cartera de clientes en la élite con otros tres expalistas como él fabricando bajo sus órdenes la primera piragua del mercado con todas sus piezas de carbono: Rourace.
«Tenía la idea de hacer una piragua desde los 20 años», cuenta Rouco. Más o menos desde el mismo momento en el que sus ocupaciones laborales lo obligaron a abandonar la competición para enfocar su carrera profesional hacia la carpintería náutica. Durante años el emprendedor gallego trabajó en diferentes empresas del sector, también por su cuenta. Y allá por donde pasó, exprimió cada experiencia para darse una formación continua con la que poder algún día dar el gran paso: «Hacer una piragua de mayor calidad que las que había en el mercado». Un objetivo que lo llevó a realizar también diversos cursos profesionales con los que aprendió a domeñar la fibra de carbono y dominar la pintura, y en el 2015, a reunir la última pieza del puzle marchando al norte de Portugal a trabajar en una fábrica con la única motivación de aprender a fabricar moldes para sus futuras embarcaciones. Un año después fabricó su primer prototipo de K1.
Lo hizo en el galpón de una finca que su abuela tenía al lado de la playa de Aguete (Marín). Allí se las apañaba como buenamente podía en menos de cien metros cuadrados para ir abriendo su camino. «Mi familia me decía ‘Coge un trabajo y no pierdas tanto esfuerzo en eso'», relata Rouco, «pero yo me dije ‘Si no lo hago, me voy a arrepentir de no intentarlo'». Entre el 2016 y el 2018, mientras se ganaba la vida a base de trabajar por su cuenta en reparaciones navales y, también, de piraguas, construyó nueve propias que, confiesa: «Vendí a un precio muy bajo, porque nadie me conocía». Hasta que dos hechos cambiaron la historia de Rourace.
Por un lado, la suerte se cruzó en su camino al querer que uno de los primeros compradores de su kayak fuese Enrique Tellado, en aquel momento consejero delegado de EVO Banco y hoy consejero en varias firmas, como la luguesa Ibersys o Holaluz. «Me convencieron de que probara sus piraguas y me encantaron», comenta Tellado, un amante confeso del deporte. Fue por ello que ayudó a Rouco a entrar en un programa de aceleración de proyectos de la Zona Franca de Vigo y, cuando este no acabó de cuajar, entró junto a otro ex directivo de EVO Banco, Jorge Fariña, como socios capitalistas de Rourace. Era finales del 2019. Unos meses antes, en marzo, cinco de los diez primeros clasificados en la final del K1 sénior masculino del Campeonato de España de Invierno, entre ellos el exolímpico Óscar Carrera y el multimedallista internacional de maratón Iván Alonso, lo hacían compitiendo con un barco de Rourace. Y esto último, presume su constructor: «No lo había conseguido ningún otro fabricante más allá de Nelo», la marca portuguesa gigante del sector a nivel mundial.
En enero del 2020 Rouco se trasladó del galpón de la abuela a una nave de 600 metros cuadrados en el Polígono de O Campiño. Desde entonces, pudo contratar a tres operarios, entre ellos los expalistas internacionales Paulino Otero y Jaime Sobrado, para dar el primer impulso a un proyecto que ha convencido a un hombre de la altas finanzas como Tellado porque, sentencia este: «José es un gran profesional. Y porque tiene un gran producto».
«A raíz de la final del K1 del Campeonato de España de Invierno del 2019 tuve mucha demanda y pude poner un precio por los kayaks que me diera para vivir de ellos. Y para seguir mejorando la piragua». Y es que el siguiente paso adelante, apunta José Rouco, es construir un K2 y un K4 igual de buenos que su K1.
¿Y qué tiene su barco que lo hace, sostiene, el mejor kayak del mercado? Pues varios elementos y una factura sin igual, expone el marinense: «Es muy artesanal. Todas las piezas son fabricadas por nosotros en fibra de carbono, incluidas las de los sistemas de ajuste del asiento y el reposapiés, que empresas como Nelo compran hechos en aluminio manteniendo prácticamente los diseños de hace 20 años». A ello, añade: «El casco está hecho de una sola pieza, con lo que nuestra piragua no tiene ningún punto débil. Yo reparé muchas piraguas y todas tienen puntos débiles, siempre rompen por los mismos sitios». Por último: «Aligeramos el casco, pero sin debilitarlo. Lo hacemos más ligero pero también más resistente».
Entre los clientes de Rourace figuran varios palistas internacionales, caso de Laia Pèlach, compañera de Teresa Portela en el nuevo K4 de la selección española, Pelayo Roza, Javier López, Walter Bouzán o Estefanía Fernández, en pista, o el tudense Iván Alonso. Este último, ocho veces campeón del mundo y de Europa de maratón, atestigua las bondades del K1 de la firma pontevedresa, uno de los contados fabricantes de piraguas de España.
El aval de un campeón mundial
Por un lado, Alonso resalta que el hecho de que todas las piezas del modelo de barco de maratón de Rourace estén hechas en carbono hace que sea «súper rígido y resistente frente a los golpes», además de más ligero, con casi un kilo menos de peso de serie que el modelo de Nelo. El tudense destaca el diseño integrado del achicador y el sistema que devuelve el timón a su posición inicial cuando se suelta, así como la mayor durabilidad de sus materiales frente a las piezas en aluminio que incluyen los otros modelos. Y en cuanto al barco de pista de Rourace, Alonso resalta que es «muy, muy estable, da la sensación de que navega siempre hacia el frente, sin oscilación». Puro I+D+I de un gallego autodidacta y soñador.
E. Álvarez / N. Guillermo / J. Gómez / F. Brea / E. de la Barrera / L. Blanco / D. Cofán
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